Pese al éxito de audiencia que cosechó ayer Bienvenidos al Lolita, la verdad es que yo tenía muchas ganas de verla, vi en ella, al menos en mi humilde y crítica opinión, varios errores.
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El primero de ellos es la falta de atrevimiento. Como viene siento habitual en la cadena triste en vez de hacer una serie realista, se ha hecho un producto blanco, dirigido a todos los públicos, cuando, paradójicamente, el público infantil debería a la hora que empieza la serie estar durmiendo. Vamos, que a la serie le falta realismo social: historias creíbles, más tetas, más plumas, menos paletos provincianos (¡Qué estamos en el siglo 21!) y una tranxesual de verdad, que haberlas las hay y con mucho arte. Y esto lo digo pese a que la hermana de Paz Vega es uno de los descubrimientos de la serie.
Y sobre todo, y hay está el segundo error, le hace falta argumentos propios. La historia de amor entre la hija y el mejor amigo de papá, ya lo vimos en Los hombres de Paco (bueno yo no), el desastre en el baño ya lo vimos en una película de esas malas americanas protagonizada por Jennifer Aniston; y la gran Beatriz Carbajal parece la Lola Herrera de Upa Dance con dosis de Actimel incluida. Vamos que la serie recuerda a las series ya nombradas y a otras más recientes como Vivo Cantando o a películas como A 3 metros sobre el cielo.
Sin embargo, y mientras no haya nada mejor en la tele, volveré a darle una oportunidad a la serie. Tengo debilidad por la ficción española. Eso sí, esperemos que la cosa mejoré. El primer capítulo de la Trini, digo de Vivo Cantando no me gustó y ahora, pese a que sigo pensando que es una serie bastante mediocre, me encanta.
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